I.
II.
III.
IV.
V.
Él no es perfecto. Tu tampoco lo eres. Y ustedes dos nunca serán perfectos. Pero si él puede hacerte reír al menos una vez, te hará pensar dos veces, y si él admite ser humano y cometer errores, no lo dejes ir y dale lo mejor de ti. Él no va a recitarte poesía, él no está pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de el que sabe que podrías romper. No lo lastimes, no lo cambies, y no esperes de él más de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enojar, y extrañalo cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen los chicos perfectos, pero siempre habrá un chico que es perfecto para ti.
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ambientación
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Él no es perfecto. Tu tampoco lo eres. Y ustedes dos nunca serán perfectos. Pero si él puede hacerte reír al menos una vez, te hará pensar dos veces, y si él admite ser humano y cometer errores, no lo dejes ir y dale lo mejor de ti. Él no va a recitarte poesía, él no está pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de el que sabe que podrías romper. No lo lastimes, no lo cambies, y no esperes de él más de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enojar, y extrañalo cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen los chicos perfectos, pero siempre habrá un chico que es perfecto para ti.
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encantamientos herbología transformaciones defensa cuidado de cm historia de la magia adivinación runas antiguas pociones
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Quel est le mien, revenez me voir. ♦ Priv. Chanyeol
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por Son Wendy Vie Oct 23 2015, 21:20
Si tuviera que regresar a los momentos donde fue más feliz elegiría elegiría sin duda la secundaria, aún mantenía grabado en piel y mente aquel muchacho alto con grandes orejas con una personalidad arrasadora donde conseguía contagiarte de su felicidad absoluta, riéndose con aquella voz tan grave. ¡Hey, Wendy, espabila! Ni aunque soñaras con él iba a aparecer en frente de tus narices tocando una de sus malditas canciones de la banda. O eso era lo que anhelaba, y suspiró, teniendo que tirarse del cabello debido a que se estaba poniendo de los nervios con tanta fantasía adolescente cuando ya ni era una. A este paso acabaría con una obsesión, sí, sería súper gracioso que su amor de joven la termine volviendo loca. Además, ¿no tendría que centrarse en el libro que la mandaron estudiar hoy? Estaba dándolo todo por perdido, rindiéndose, parando en una de las columnas al lado de un salón.
¿Qué iba a hacer? ¿Buscar los fines de semana por la ciudad a ver si obtenía noticias? Sería soñar con ello, e iba a marcharse sino fuera porque un sonido llamó su atención, alguien tocando una guitarra dentro del salón. Aquello consiguió atraer su atención teniendo que asomar la cabeza consiguiendo ver a través del cristal a un chico sentado de espaldas, se notaba que era uno debido a lo ancha que era, aparte del pelo, se le hacía extrañamente familia. Fue abriendo la puerta poco a poco sin querer distraerlo, hasta que escuchó como cantaba casi cayéndose en el sitio, ahí mismo, no podía ser verdad. ¿Era casualidad, cierto? No quería aceptar, quizás sus ganas de encontrarlo estaban haciendo tanto en su ser que ahora se imaginaba que todos eran él. Se dio un golpe en la frente de lo tonta que era, ¿cuántas posibilidades había de que estuvieran estudiando en el mismo lugar? Una entre mil. Podría sonar negativa pero era cierto, tenía que ver la realidad de la situación. Eso no impidió que tomara haciendo cerca del chico desconocido, que continuaba tocando como si le fuera la vida en ello, sin darse cuenta que tenía a una espía en frente y es que cuando hubo acabado tuvo que aplaudir consiguiendo llamar su atención gracias a eso.
-Has estado genial.-Dijo de forma sincera mostrando una gran sonrisa, la cual se borró a reconocer aquel rostro pero con facciones más maduras, examinándola, ¿acaso non la reconocía? ¿O era otra persona idéntica a su amor? Fuera lo que fuera por unos minutos la dejó sin hablar, hasta que reaccionó para levantarse rápidamente haciendo reverencias.- Uh, perdona por ser metida.-Bien, Wendy, has quedado como una stalker delante de un muchacho que conocías o no, eso estaba por ver.- ¿Desde cuándo tocas?-Preguntó, quizás por la esperanza que dijera más información, asegurarse de que el tenía delante era él. Y si es así, conquistarlo para ella sola, no iba a ser tan tonta como lo fue de niña, ya no.
¿Qué iba a hacer? ¿Buscar los fines de semana por la ciudad a ver si obtenía noticias? Sería soñar con ello, e iba a marcharse sino fuera porque un sonido llamó su atención, alguien tocando una guitarra dentro del salón. Aquello consiguió atraer su atención teniendo que asomar la cabeza consiguiendo ver a través del cristal a un chico sentado de espaldas, se notaba que era uno debido a lo ancha que era, aparte del pelo, se le hacía extrañamente familia. Fue abriendo la puerta poco a poco sin querer distraerlo, hasta que escuchó como cantaba casi cayéndose en el sitio, ahí mismo, no podía ser verdad. ¿Era casualidad, cierto? No quería aceptar, quizás sus ganas de encontrarlo estaban haciendo tanto en su ser que ahora se imaginaba que todos eran él. Se dio un golpe en la frente de lo tonta que era, ¿cuántas posibilidades había de que estuvieran estudiando en el mismo lugar? Una entre mil. Podría sonar negativa pero era cierto, tenía que ver la realidad de la situación. Eso no impidió que tomara haciendo cerca del chico desconocido, que continuaba tocando como si le fuera la vida en ello, sin darse cuenta que tenía a una espía en frente y es que cuando hubo acabado tuvo que aplaudir consiguiendo llamar su atención gracias a eso.
-Has estado genial.-Dijo de forma sincera mostrando una gran sonrisa, la cual se borró a reconocer aquel rostro pero con facciones más maduras, examinándola, ¿acaso non la reconocía? ¿O era otra persona idéntica a su amor? Fuera lo que fuera por unos minutos la dejó sin hablar, hasta que reaccionó para levantarse rápidamente haciendo reverencias.- Uh, perdona por ser metida.-Bien, Wendy, has quedado como una stalker delante de un muchacho que conocías o no, eso estaba por ver.- ¿Desde cuándo tocas?-Preguntó, quizás por la esperanza que dijera más información, asegurarse de que el tenía delante era él. Y si es así, conquistarlo para ella sola, no iba a ser tan tonta como lo fue de niña, ya no.
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por Park Chan Yeol [ChanDy] Sáb Oct 24 2015, 03:38
Recordar viejos tiempos en ocasiones resulta doloroso, por más que la vida de alguien haya seguido adelante hay cosas que dejan una marca muy profunda en su ser. Chan Yeol no quería admitirlo, pero en cuanto las yemas de sus dedos rozaban las cuerdas de su vieja guitarra las escenas de su adolescencia se reproducían en su mente como si de una película se tratasen. Quizás no podía recordar del todo bien la emoción que lo invadió en aquellas navidades en las que su padre le regaló su primera guitarra o la angustia que vivió cuando se perdió en el centro comercial y tardó 3 horas en encontrar a su hermana Yoo Ra. No obstante la sensación chispeante que sintió al obtener el sí por parte de todos su amigos para crear la banda de rock que soñaba era algo que jamás podría olvidar.
Por desgracia, ese último recuerdo se había vuelto agridulce, pues no solo atraía dolorosas reminiscencias de las peleas que ocasionaron la ruptura del grupo. Lo que en su día fueron lindas memorias habían sido empañadas por la pérdida de tres de las cosas que el pequeño Chan Yeol valoraba más. El grupo se disolvió, un muro demasiado grande para ser salvado fue interpuesto entre los miembros, algunos de ellos incluso acabaron diciendo cosas desgarradoras, burdas mentiras. Y aún así, lo que dejó maltrecho el corazón del adolescente fue el vacío que ella provocó. Se enteró de su partida porque el hermano la chica era uno de los integrantes de la banda y fue a despedirse del que había sido su mejor amigo. Las cosas no acabaron bien.
¿Cómo se puede sobrevivir a la pérdida absoluta de todo lo que amas, de las cosas que alimenten tu alma, de lo que le da vida a la pasión? Respirando, así se mantiene uno vivo. No es sencillo y cuesta un mundo, mas con cada inhalación se vuelve un tanto por ciento menos doloroso. Luego ya se mantiene la costumbre y se vuelve otra tarea monótona más que añadir al día a día de la absurda existencia de un ser humano. Sin embargo, para Chan Yeol había sido tres mil veces peor, ya que él ni siquiera tuvo la opción de despedirse de ella. La última vez que vio a su amigo, cuando este le anunciaba su partida, Yeol le confesó los sentimientos que celosamente guardaba para sí mismo, lo tan enamorado que creía estar de ella, la hermana de su amigo. Así fue como perdió su oportunidad de verla por última vez, pues su amigo salió de allí hecho una furia y le prohibió verla.
Su cuerpo terrenal podía estar plantado en una de las aulas, alguna en la que se impartiesen clases de música probablemente, mas su subconsciente lo había teletransportado a aquella época en la que estar junto a ella era casi tan natural como respirar. El aire salía despedido de sus pulmones a base de suspiros, no le gustaba ponerse así de melancólico porque no quería recordarla, porque aún dolía. Antes de ser consciente de ellos, sus dedos empezaron a deslizase sobre el mástil de su guitarra produciendo una linda y triste melodía. Poco después se unió su voz al conjunto, una voz ronca en la que se reflejaban los sentimientos más ocultos de su persona. Era su especial manera de honrarla, por más que se negase a admitirlo aún la quería. O quizás solo a se recuerdo idealizado, en cualquier caso solo ella tenía estancia permanente en su corazón.
Unos aplausos lo trajeron devuelta al mundo real, provocando que diese un bote en el sitio y se girase lo más rápido que sus torpes extremidades se lo permitieron. Se quedó mudo. ¿Estaba soñando despierto? Sus ojos parecían hacer un escaneo completo de las facciones de la muchacha que se hallaba en frente. Se trataba de la chica que iba en el curso superior, esa que le recordaba a ella y que por algún motivo que desconocía siempre lograba dejarlo embobado al pasar. La nueva intervención lo dejó casi aún más noqueado, tenía una voz preciosa e hipnotizante. Sacudiendo la cabeza de un lado a otro, se regañó mentalmente y se obligó al volver al mundo de los mortales.
— Eh. No te preocupes, yo… Solo estaba probando unos acordes. — Fue la primera cosa que se le ocurrió decir, ya que su cerebro se había quedado en piloto automático y al parecer dicha opción carecía de las instrucciones necesarias para tratar con una chica del porte de la majestuosa mujer que se tenía el placer de ver. — No lo sé. — Contestó de la forma más estúpida posible a la pregunta que le acababa de hacer, dándose cuenta de su error se aclaró la garganta y se decidió a arreglar la situación. Si el destino la había traído hasta aquí ¿quién era él para negarse a lo que se le otorgaba? — Quiero decir, aprendí a tocar la guitarra desde pequeño, le di mucho la tabarra a mis padres con las clases de música, o eso dicen ellos. — La expresión anonadada que había permanecido en su rostro se borró por completo, dejándole paso a una sonrisa amistosa. — ¿Tú sabes tocar algún instrumento? Me apuesto un refresco a que son al menos… Dos.
—Aigo, qué falta de respeto por mi parte. — Se levantó de la silla, tomando la guitarra para que no se estampase contra el suelo, para hacer una reverencia a modo de saludo. Meh, típical koreanish, vale era un chiste malo. — Soy Chan Yeol, Park Chan Yeol. — Se presentó ampliando aún más la sonrisa, rozando la línea entre una bonita y esa a la que Amber llamaba con cariño lerdo smile. — Siento decir que no poseo licencia para matar ni nada por el estilo, lo de ser espía se quedó en sueño frustrado. — Su broma para romper el hielo no fue la más ingeniosa, pero era la única que sus alocadas neuronas discurrieron.
Por desgracia, ese último recuerdo se había vuelto agridulce, pues no solo atraía dolorosas reminiscencias de las peleas que ocasionaron la ruptura del grupo. Lo que en su día fueron lindas memorias habían sido empañadas por la pérdida de tres de las cosas que el pequeño Chan Yeol valoraba más. El grupo se disolvió, un muro demasiado grande para ser salvado fue interpuesto entre los miembros, algunos de ellos incluso acabaron diciendo cosas desgarradoras, burdas mentiras. Y aún así, lo que dejó maltrecho el corazón del adolescente fue el vacío que ella provocó. Se enteró de su partida porque el hermano la chica era uno de los integrantes de la banda y fue a despedirse del que había sido su mejor amigo. Las cosas no acabaron bien.
¿Cómo se puede sobrevivir a la pérdida absoluta de todo lo que amas, de las cosas que alimenten tu alma, de lo que le da vida a la pasión? Respirando, así se mantiene uno vivo. No es sencillo y cuesta un mundo, mas con cada inhalación se vuelve un tanto por ciento menos doloroso. Luego ya se mantiene la costumbre y se vuelve otra tarea monótona más que añadir al día a día de la absurda existencia de un ser humano. Sin embargo, para Chan Yeol había sido tres mil veces peor, ya que él ni siquiera tuvo la opción de despedirse de ella. La última vez que vio a su amigo, cuando este le anunciaba su partida, Yeol le confesó los sentimientos que celosamente guardaba para sí mismo, lo tan enamorado que creía estar de ella, la hermana de su amigo. Así fue como perdió su oportunidad de verla por última vez, pues su amigo salió de allí hecho una furia y le prohibió verla.
Su cuerpo terrenal podía estar plantado en una de las aulas, alguna en la que se impartiesen clases de música probablemente, mas su subconsciente lo había teletransportado a aquella época en la que estar junto a ella era casi tan natural como respirar. El aire salía despedido de sus pulmones a base de suspiros, no le gustaba ponerse así de melancólico porque no quería recordarla, porque aún dolía. Antes de ser consciente de ellos, sus dedos empezaron a deslizase sobre el mástil de su guitarra produciendo una linda y triste melodía. Poco después se unió su voz al conjunto, una voz ronca en la que se reflejaban los sentimientos más ocultos de su persona. Era su especial manera de honrarla, por más que se negase a admitirlo aún la quería. O quizás solo a se recuerdo idealizado, en cualquier caso solo ella tenía estancia permanente en su corazón.
Unos aplausos lo trajeron devuelta al mundo real, provocando que diese un bote en el sitio y se girase lo más rápido que sus torpes extremidades se lo permitieron. Se quedó mudo. ¿Estaba soñando despierto? Sus ojos parecían hacer un escaneo completo de las facciones de la muchacha que se hallaba en frente. Se trataba de la chica que iba en el curso superior, esa que le recordaba a ella y que por algún motivo que desconocía siempre lograba dejarlo embobado al pasar. La nueva intervención lo dejó casi aún más noqueado, tenía una voz preciosa e hipnotizante. Sacudiendo la cabeza de un lado a otro, se regañó mentalmente y se obligó al volver al mundo de los mortales.
— Eh. No te preocupes, yo… Solo estaba probando unos acordes. — Fue la primera cosa que se le ocurrió decir, ya que su cerebro se había quedado en piloto automático y al parecer dicha opción carecía de las instrucciones necesarias para tratar con una chica del porte de la majestuosa mujer que se tenía el placer de ver. — No lo sé. — Contestó de la forma más estúpida posible a la pregunta que le acababa de hacer, dándose cuenta de su error se aclaró la garganta y se decidió a arreglar la situación. Si el destino la había traído hasta aquí ¿quién era él para negarse a lo que se le otorgaba? — Quiero decir, aprendí a tocar la guitarra desde pequeño, le di mucho la tabarra a mis padres con las clases de música, o eso dicen ellos. — La expresión anonadada que había permanecido en su rostro se borró por completo, dejándole paso a una sonrisa amistosa. — ¿Tú sabes tocar algún instrumento? Me apuesto un refresco a que son al menos… Dos.
—Aigo, qué falta de respeto por mi parte. — Se levantó de la silla, tomando la guitarra para que no se estampase contra el suelo, para hacer una reverencia a modo de saludo. Meh, típical koreanish, vale era un chiste malo. — Soy Chan Yeol, Park Chan Yeol. — Se presentó ampliando aún más la sonrisa, rozando la línea entre una bonita y esa a la que Amber llamaba con cariño lerdo smile. — Siento decir que no poseo licencia para matar ni nada por el estilo, lo de ser espía se quedó en sueño frustrado. — Su broma para romper el hielo no fue la más ingeniosa, pero era la única que sus alocadas neuronas discurrieron.
Park Chan Yeol [ChanDy]
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por Son Wendy Lun Oct 26 2015, 15:36
Just sleep, just dream era lo primero que dijo su hermano ante su inevitable confesión que quería quedarse donde estaba, en el vecindario donde habían decidido criarse, no quería para nada irse a Canadá. No después de que precisamente Chanyeol consiguiera dejarle claro sus sentimientos, y ella, por primera vez había dejado a un lado sus libros debido a que había encontrado algo más importante que ellos. Se había lanzado en brazos del que era para aquel entonces un niño, alguien con sentimientos muy puros, donde había quedada clara su promesa de que guardarían su primer beso para el otro, que tendrían tiempo para aquel suceso. Sin embargo, nada es como planeas, las cosas se habían torcido de una manera jamás esperada.
En realidad lo que nunca llegaría a contar, o al menos no por ahora, era que corrió a la casa de Chanyeol en busca de su presencia pero en el último momento fue detenida por su propio hermano y quedó claro que con berrinches no iba a conseguir despedirse. ¿Por qué ella tuvo que pagar los problemas que tenían entre ellos? ¿Por qué no pudo decir un simple hasta luego? Dentro de sí misma nunca había sido un adiós, porque estaba dispuesta a buscarlo y albergar la esperanza de un día encontrárselo cara a cara. Por eso mismo había dado con su camino, en dónde posiblemente vivía, pero no se imaginó que iban a asistir al mismo lugar de enseñanza. Fue lo mejor que ocurrió cuando un día yendo hacia la biblioteca consiguió distinguirlo entre la multitud, tan alto y sonriente, un happy virus como solía llamarlo. E iba acercarse sino fuera porque había personas a su alrededor que conseguían echarla para atrás.
El único problema era que no dejaría ver su identidad, después de todo, ¿estaría dispuesta a perdonarla por irse sin más? Tampoco fueron tomado en cuenta sus sentimientos. A la hora de ser sinceros el primer mes en Canadá fue horrible a su parecer, se había aislado del mundo, solo quería ver fotografías antiguas donde aparentemente sus miradas se conectaban. ¿Por qué no lo notó antes? ¿Por qué no pudo tomar la iniciativa y quizás no dolerle tanto el corazón como en aquellos momentos? Suspiró, y miró de nuevo hacia dentro, ahora tenía una nueva oportunidad. Solo con la condición de no dejarle caer quien era, sería un secreto para él. Era por su bien, ¿verdad? No deseaba su rencor, ella quería verlo y tocarlo, sentir que volvía a estar a su lado. Solo necesitaba pagarlo con callar el pasado.
Recordó que estaba deteniendo su práctica, pero no esperó causar una especie de shock en el pobre, ¿quizás era tan listo para saber de su existencia...? Sus dudas disiparon cuando oyó su voz, aquella misma que causaba estragos dentro de su cuerpo, encima ahora era más grave que antes. Nunca había obtenido color en el rostro, pero, justo hoy tenía que ser así. Definitivamente lo que sentía era un problema a la hora de delatarla, y prestó mucha atención a sus palabras, caminando torpemente hacia él. Sentía que en cualquier segundo tambalearía y caería delante de sus ojos gracias a los nervios, menos mal que supo mantenerse, no quería dar precisamente esa impresión.
Su sonrisa salió sola, sin necesidad de ser falsa o por aparentar, no lo era para nada.— ¿Seguro? Parece como si hubieras visto un fantasma.—Murmuró, tampoco es que su cerebro estuviera funcionando con cordura, no, simplemente tomaba palabras aleatorias debido a que tenerlo en carne y hueso era muy distinto a como lo imaginaba su mente. Quería no observarlo tan descaradamente, solo que, estaba afectando muy gravemente a su sistema. Demasiado atractivo estás pensó casi lloriqueando.— ¿No? —Aquello le tomó por sorpresa dejándole una expresión de total confusión.— ¿No sabes tocar más instrumentos? Diría precisamente que ese no es tu predilecto.— Oh, genial, ya estaba afectando su irremediable sexto sentido delante de él. Desde pequeños había funcionado así, siendo incapaz de mentirle o ocultarle algo con tan solo hablar durante dos minutos. Por eso nunca comprendió como pudo mantener el secreto de que se había enamorado de él. Ante su sonrisa notó que iba a sonrojarse más, controlándose o hacía amagos de ello, no llegaba a ese punto.— En realidad sé tocar bien la guitarra, como tú, y si eso... solo he tocado otro en una ocasión.—Encogió los hombros como si no pasara nada pero su sonrisa de lado demostraba que quería algo.— Me tienes que invitar a un refresco por ello.
No entendía a que se refería, o mejor dicho, se quedó estupefacta por ese saludo tan formal.— Oi... no hacía falta. —Se avergonzó inmediatamente imitando su acción, solo por no quedar de maleducada, una cambiaba en frente de la persona que querías impresionar.— Soy...—Pensó en la respuesta que podría darle, su apodo estaba descartado porque sería delatarse, así que solo quedaba una opción.— Seung Hwan.—Finalizó.— Podrías hacerte pasar por uno gracias a las licencias que salen en los cereales de los niños. Pero no me arrestes, ¿eh? —Bromeó con eso pegándole justo por el hombro haciendo su sonrisa más amplia.
En realidad lo que nunca llegaría a contar, o al menos no por ahora, era que corrió a la casa de Chanyeol en busca de su presencia pero en el último momento fue detenida por su propio hermano y quedó claro que con berrinches no iba a conseguir despedirse. ¿Por qué ella tuvo que pagar los problemas que tenían entre ellos? ¿Por qué no pudo decir un simple hasta luego? Dentro de sí misma nunca había sido un adiós, porque estaba dispuesta a buscarlo y albergar la esperanza de un día encontrárselo cara a cara. Por eso mismo había dado con su camino, en dónde posiblemente vivía, pero no se imaginó que iban a asistir al mismo lugar de enseñanza. Fue lo mejor que ocurrió cuando un día yendo hacia la biblioteca consiguió distinguirlo entre la multitud, tan alto y sonriente, un happy virus como solía llamarlo. E iba acercarse sino fuera porque había personas a su alrededor que conseguían echarla para atrás.
El único problema era que no dejaría ver su identidad, después de todo, ¿estaría dispuesta a perdonarla por irse sin más? Tampoco fueron tomado en cuenta sus sentimientos. A la hora de ser sinceros el primer mes en Canadá fue horrible a su parecer, se había aislado del mundo, solo quería ver fotografías antiguas donde aparentemente sus miradas se conectaban. ¿Por qué no lo notó antes? ¿Por qué no pudo tomar la iniciativa y quizás no dolerle tanto el corazón como en aquellos momentos? Suspiró, y miró de nuevo hacia dentro, ahora tenía una nueva oportunidad. Solo con la condición de no dejarle caer quien era, sería un secreto para él. Era por su bien, ¿verdad? No deseaba su rencor, ella quería verlo y tocarlo, sentir que volvía a estar a su lado. Solo necesitaba pagarlo con callar el pasado.
Recordó que estaba deteniendo su práctica, pero no esperó causar una especie de shock en el pobre, ¿quizás era tan listo para saber de su existencia...? Sus dudas disiparon cuando oyó su voz, aquella misma que causaba estragos dentro de su cuerpo, encima ahora era más grave que antes. Nunca había obtenido color en el rostro, pero, justo hoy tenía que ser así. Definitivamente lo que sentía era un problema a la hora de delatarla, y prestó mucha atención a sus palabras, caminando torpemente hacia él. Sentía que en cualquier segundo tambalearía y caería delante de sus ojos gracias a los nervios, menos mal que supo mantenerse, no quería dar precisamente esa impresión.
Su sonrisa salió sola, sin necesidad de ser falsa o por aparentar, no lo era para nada.— ¿Seguro? Parece como si hubieras visto un fantasma.—Murmuró, tampoco es que su cerebro estuviera funcionando con cordura, no, simplemente tomaba palabras aleatorias debido a que tenerlo en carne y hueso era muy distinto a como lo imaginaba su mente. Quería no observarlo tan descaradamente, solo que, estaba afectando muy gravemente a su sistema. Demasiado atractivo estás pensó casi lloriqueando.— ¿No? —Aquello le tomó por sorpresa dejándole una expresión de total confusión.— ¿No sabes tocar más instrumentos? Diría precisamente que ese no es tu predilecto.— Oh, genial, ya estaba afectando su irremediable sexto sentido delante de él. Desde pequeños había funcionado así, siendo incapaz de mentirle o ocultarle algo con tan solo hablar durante dos minutos. Por eso nunca comprendió como pudo mantener el secreto de que se había enamorado de él. Ante su sonrisa notó que iba a sonrojarse más, controlándose o hacía amagos de ello, no llegaba a ese punto.— En realidad sé tocar bien la guitarra, como tú, y si eso... solo he tocado otro en una ocasión.—Encogió los hombros como si no pasara nada pero su sonrisa de lado demostraba que quería algo.— Me tienes que invitar a un refresco por ello.
No entendía a que se refería, o mejor dicho, se quedó estupefacta por ese saludo tan formal.— Oi... no hacía falta. —Se avergonzó inmediatamente imitando su acción, solo por no quedar de maleducada, una cambiaba en frente de la persona que querías impresionar.— Soy...—Pensó en la respuesta que podría darle, su apodo estaba descartado porque sería delatarse, así que solo quedaba una opción.— Seung Hwan.—Finalizó.— Podrías hacerte pasar por uno gracias a las licencias que salen en los cereales de los niños. Pero no me arrestes, ¿eh? —Bromeó con eso pegándole justo por el hombro haciendo su sonrisa más amplia.
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por Park Chan Yeol [ChanDy] Mar Nov 03 2015, 07:50
— No que va, nada parecido ni de lejos a un fantasma, te lo aseguro. — Le comentó, guardándose para sí mismo la parte en la que le explicaba que más bien creía estar delante de una divinidad cuya belleza emanaba de cada poco. Mas que nada porque eso habría quedado fatal, haciéndolo sonar como si fuese una especie de maníaco acosador o peor, un vulgar pervertido. — Solo me tomaste por sorpresa, así que me quedé un poco fuera de órbita. — Acabó añadiendo, para asegurarse de que ella comprendía que no había problema alguno por lo acontecido, ya que la suave voz con la que la muchacha se había pronunciado le había hecho pensar que quizás ella creía estar metida en un lío o algo similar. Esperó a que su acompañante terminase de presentarse, para poder responderle, pues no quería resultar grosero al interrumpirla. Al oír su nombre se quedó pensativo, estaba seguro de que le sonaba de algo, no obstante no sabía con exactitud de qué, por ello lo dejó pasar, al menos de momento. — Tienes un nombre precioso, Seung Hwan. — Las comisuras de sus labios se extendieron hacia los laterales y acabó entrecerrando los ojos de forma inconsciente de amplia que era su sonrisa, tras el golpecito que recibió en el hombro.
— Oh, sí que sé tocar más instrumentos, solo que la guitarra es la más fácil de transportar ¿sabes? En realidad el violín sería más sencillo de llevar, pero aún no sé tocarlo a la perfección, por lo que prefiero no andar por ahí con él. — Retomó el tema, una vez las presentaciones estuvieron fuera del camino. — Digamos que son un poco adicto a la música y por eso me gusta saber tocar muchos instrumentos. — En cierto modo le daba vergüenza admitir la cantidad de ellos que sabía manejar, creyendo que la chica pensaría que se estaba tirando un farol o que trataba de ir de guay. — Pero tienes razón, a pesar de que le tengo cariño a mi guitarra, la batería me llena más. Pensarás que estoy como una cabra, sin embargo he de admitir que es bastante divertido darle a los platillos con las baquetas, se descarga una cantidad bárbara de frustración. — Al caer en la cuenta de que Seung Hwan se había mantenido de pie en todo momento, se apresuró a palmear el asiento contiguo al suyo, ofreciéndole un espacio en el que se pudiese sentar. — Si gustas...
— Así que tocas la guitarra también, interesante. — Murmuró eso último para sí mismo, impresionado por la cantidad de cosas que estaba descubriendo de ella en tan poco tiempo y lo mucho que le atraían estas. — Me harás adivinar cuál es el otro instrumento ¿verdad? — Una pequeña carcajada se le escapó, le divertía el hecho de pensar que iban a hacer algún tipo de concurso de adivinanzas hasta que hallase la respuesta adecuada. — Mm, veamos. — La observó con detenimiento, como si intensase detectar pistas que le ayudasen en su investigación. — ¿El clarinete, quizás? — La verdad era que había dicho uno a lo loco, porque su cerebro de mamut retrasado no estaba preparado para tal competición. — ¡Tienes razón! Debería hacerme con una de esas licencias que dices, así seguro que podría llevar a cabo mi gran sueño de librar al mundo del mal. ¿Te gustaría ser mi compañera de aventuras? Después de todo eres la que ha tenido la id…
Detuvo el fluir de sus palabras al escuchar el estruendo de una sirena y notar cómo le empezaban a caer pequeñas gotitas encima, cosa que se le antojaba imposible debido a que estaba bajo techo. Al mirar hacia techo, se dio cuenta de que los rociadores automáticos que formaban parte del sistema de prevención de incendios de la escuela habían comenzado a funcionar, empapándolos a ambos. Sus pensamientos se agolparon de tal modo que le costaba pensar con claridad, así que lo que ocurrió a continuación fue más bien por instinto. Retiró la chaqueta que había posado sobre su silla y la pasó por encima de Seung Hwan, farfullando algo de que debían ir a un lugar seguro ya que al parecer algo se estaba chamuscando. Antes de que al gigante se le ocurriese la no-tan-brillante idea de saltar por la ventana, por los altavoces se escuchó un anuncio de la dirección pidiéndole al alumnado que mantuviese la calma y avisándoles que no debían preocuparse pues no había incendio alguno. Parecía ser que el sistema saltó por un error o quizás alguien lo hizo saltar a propósito.
— Oh, sí que sé tocar más instrumentos, solo que la guitarra es la más fácil de transportar ¿sabes? En realidad el violín sería más sencillo de llevar, pero aún no sé tocarlo a la perfección, por lo que prefiero no andar por ahí con él. — Retomó el tema, una vez las presentaciones estuvieron fuera del camino. — Digamos que son un poco adicto a la música y por eso me gusta saber tocar muchos instrumentos. — En cierto modo le daba vergüenza admitir la cantidad de ellos que sabía manejar, creyendo que la chica pensaría que se estaba tirando un farol o que trataba de ir de guay. — Pero tienes razón, a pesar de que le tengo cariño a mi guitarra, la batería me llena más. Pensarás que estoy como una cabra, sin embargo he de admitir que es bastante divertido darle a los platillos con las baquetas, se descarga una cantidad bárbara de frustración. — Al caer en la cuenta de que Seung Hwan se había mantenido de pie en todo momento, se apresuró a palmear el asiento contiguo al suyo, ofreciéndole un espacio en el que se pudiese sentar. — Si gustas...
— Así que tocas la guitarra también, interesante. — Murmuró eso último para sí mismo, impresionado por la cantidad de cosas que estaba descubriendo de ella en tan poco tiempo y lo mucho que le atraían estas. — Me harás adivinar cuál es el otro instrumento ¿verdad? — Una pequeña carcajada se le escapó, le divertía el hecho de pensar que iban a hacer algún tipo de concurso de adivinanzas hasta que hallase la respuesta adecuada. — Mm, veamos. — La observó con detenimiento, como si intensase detectar pistas que le ayudasen en su investigación. — ¿El clarinete, quizás? — La verdad era que había dicho uno a lo loco, porque su cerebro de mamut retrasado no estaba preparado para tal competición. — ¡Tienes razón! Debería hacerme con una de esas licencias que dices, así seguro que podría llevar a cabo mi gran sueño de librar al mundo del mal. ¿Te gustaría ser mi compañera de aventuras? Después de todo eres la que ha tenido la id…
Detuvo el fluir de sus palabras al escuchar el estruendo de una sirena y notar cómo le empezaban a caer pequeñas gotitas encima, cosa que se le antojaba imposible debido a que estaba bajo techo. Al mirar hacia techo, se dio cuenta de que los rociadores automáticos que formaban parte del sistema de prevención de incendios de la escuela habían comenzado a funcionar, empapándolos a ambos. Sus pensamientos se agolparon de tal modo que le costaba pensar con claridad, así que lo que ocurrió a continuación fue más bien por instinto. Retiró la chaqueta que había posado sobre su silla y la pasó por encima de Seung Hwan, farfullando algo de que debían ir a un lugar seguro ya que al parecer algo se estaba chamuscando. Antes de que al gigante se le ocurriese la no-tan-brillante idea de saltar por la ventana, por los altavoces se escuchó un anuncio de la dirección pidiéndole al alumnado que mantuviese la calma y avisándoles que no debían preocuparse pues no había incendio alguno. Parecía ser que el sistema saltó por un error o quizás alguien lo hizo saltar a propósito.
Park Chan Yeol [ChanDy]
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