What do I do? » Nyxie.

Fecha de inscripción : 09/08/2014

«Tienes que venir, Saskia.» Decían. «Será divertido.» Si ella hubiera sabido las verdaderas intenciones de aquella gente en la vida hubiera aceptado ir a aquel lugar. Nyx tenía razón cuando le decía que era demasiado crédula para su propio bien, la inocente ondina se creía todo lo que le decían sin dudar. Puede que esa fuera un de los motivos por los que siempre acababa metida en todo tipo situaciones embarazosas, cosas que a nadie más que a ella le ocurrían.

Esta vez se había fiado de un grupo de su clase de Principios acuáticos, gente con la que no hablaba dada su extrema torpeza social. Pensó que al fin había conseguido hacer amigos, además de su querida Nyx, por ello aceptó a ir con ellos de excursión al manantial del bosque que pertenecía a la academia. Todos se despojaron de sus prendas, quedándose en ropa interior, incitándola a ella a hacer lo mismo. Con bastante vergüenza y mejillas de una nueva e intensa tonalidad de rojo, Saskia siguió a sus compañeros que se internaban en el río.

Poco rato después, cuando la ondina seguía tratando de aclimatarse al agua, alguien propuso jugar a una especie de escondite pilla, tocándole a Sask ser la primera en contar. La joven realizó su tarea, creyendo que el sonido de risas y chapoteos en el agua era lo normal. Hasta que al terminar su cuenta regresiva se topó con un bosque en calma, sin ningún ocupante mágico más que ella... Y la ausencia de sus ropajes. Desesperada llamó a sus compañeros de clase, esperando que fuese una siempre broma. Nadie contestó.

Siendo una ondina, Saskia no le temía al agua, por lo que pensó en quedarse allí hasta que cayese el sol, de lo contrario tendría que recorrer todo el campus en ropa interior. Largas horas de espera después por fin emprendió camino hacia el interior de la academia, atravesando la senda del bosque abrazándose a sí misma mientras temblaba y sus dientes castañeteaban. Más de una vez se cayó, rasguñó, pisó piedras afiladas o se resbaló y aterrizó sobre rodillas y manos. Entre siseos de dolor fue subiendo escalón a escalón, tomándose un respiro en la cima de las escaleras. Un trecho de pasillo después y sin saber cómo Sask ya se había desplomado sobre los brazos de Nyx, abrazándose a ella para recuperar la temperatura corporal adecuada, mientras su delgada figura se estremecía a causa de los escalofríos.

– T-t-t-t-t-tengo mu-much-cho fr-r-río.